Paleomoderna DIY: Pasta de dientes casera – Paleomoderna

Sin duda una de las peores cosas que nos llevamos a la boca en la vida moderna es la pasta de dientes. Y es que de la lista de productos con los que se elabora no hay ni uno bueno. Veamos:

  • Glicerina, no es que sea el peor de todos, pero tiene un efecto parecido al de las siliconas del pelo, crea una capa alrededor del diente que evita que este pueda remineralizarse.
  • Sodio Lauryl Sulfato, cancerígeno.
  • Dióxido de titanio, cancerígeno… vaya
  • Flúor,  sustancia altamente tóxica.

¿Realmente es necesario usar sustancias tóxicas para limpiar nuestros dientes? La respuesta es NO, rotundamente.

Hace tiempo que dejé de usar pasta de dientes convencional, y la cambié por bicarbonato sódico aplicado en el cepillo de dientes, y un irrigador bucal de la marca Waterpick (llevo brackets actualmente, así que la higiene bucal es algo primordial).

Debo decir que el bicarbonato sódico es suficiente, pero psicológicamente, el no notar sabor a menta en tu boca después de lavar los dientes, hace que tú mismo pienses que vas a tener mal aliento.

Mi idea  inicial fue comprar aceite esencial de menta piperita y aplicarlo en el cepillo de dientes durante el lavado, junto con el bicabonato, pero lo cierto es que una sola gota de este aceite esencial es fortísimo y sólo apto para machotes/as.

Finalmente, me he decidido por usar algunos ingredientes más y hacer mi propia pasta de dientes.  Se pueden encontrar fácilmente en el herbolario o a través de iHerb:

  • Arcilla blanca, que impide la proliferación de placa bacteriana, refuerza las defensas del organismo y ayuda a acabar con problemas intestinales.
  • Aceite esencial de menta piperita, súper refrescante, previene la alitosis e infecciones.
  • Aceite esencial de àrbol de té, antiséptico de amplio espectro que acabará con los gérmenes malignos que encuentre en tu boca.
  • 1 vaso de agua
  • Sal marina, que potenciará el efecto de la arcilla blanca.
  • Stevia o xylitol (opcional, yo no uso).
  • Ponemos a hervir la taza de agua. Ojo, no usaremos todo el agua, sólo lo que vayamos necesitando para conseguir la textura deseada.
  • En un bol, ponemos 4 cucharadas de arcilla blanca y media cucharilla de té de sal marina.
  • Una vez hervida el agua, vamos añadiendo a la arcilla, de forma que no quede demasiado líquida, pero se pueda remover con facilidad (no se suele necesitar más de media taza).
  • Cuando tengamos la pasta bien mezclada y sin grumos, añadiremos 13-15 gotas de menta y 5 gotas de árbol de té. Removemos hasta que esté bien mezclado.
  • Yo he usado un bote de cristal para guardar la mezcla.

Fácil, ¿verdad?

  • En su justa medida, los aceites esenciales tienen propiedades muy beneficiosas y todos refuerzan el sistema inmune.
  • En exceso pueden llegar a ser tóxicos: nuestro cuerpo tiene una capacidad limitada de absorción. Para las cantidades que os he puesto, el número de gotas de aceite esencial es más que suficiente.