The Whole30, a mitad de camino

Hoy cumplo dos semanas en el reto whole30, y quería hacer un pequeño resumen.

Tengo que decir, que no me pesé al comienzo del programa, ni me he vuelvo a pesar, ¿Por qué? El peso es sólo un número relativo que no dice nada sobre tu % de grasa corporal y ya he pasado muchos años esclavizada  a la báscula. Son buenos indicadores, músculos más definidos y reducción de la celulitis.

Beneficios vistos hasta ahora:

  • Ningún amago de alergia primaveral. No tengo alergias diagnosticadas  porque me dan mucha pereza los médicos, pero todos los años desde que me mudé a esta ciudad llena de contaminación, había sufrido síntomas de alergia.
  • He dicho adiós a las digestiones difíciles.
  • Duermo toda la noche del tirón, y no tengo sueño después de comer.
  • Veo un amago de abdominales: todo un éxito después de toda la vida con barriguita de bebé.
  • Noto bastante más energía en los entrenamientos y no me pesan tanto las piernas.
  • Siempre he tenido la piel  muy seca, y sólo tengo acné en la barbilla como parte del divertido síndrome premenstrual: este mes, no ha asomado el acné.
  •  Pelo con raíz grasa/puntas secas… la maldición de muchas mujeres. En general, lo tengo más nutrido (que no graso), y no se abren las puntas.
  • Celulitis. mmm, no sé no sé.

 Desventajas:

  • La dieta paleo de por sí, te exige más tiempo en la cocina. Whole30 te exige mucho tiempo de planificación.
  • La comida real es cara. Hay que ingeniárselas para que tu presupuesto no se dispare.
  • Comer fuera de casa es todo un reto. Todo lleva pan, todo… y si no, lleva mahonesa o lleva azúcar… ¿Un chupito de parte de la casa, un mojito? uffffff.
  • La keratosis en los brazos, no remite. Esperemos resultados a final de mes.
  • De energía bien, aunque sigo sin notar la sangre de tigre corriendo por mis venas 😛

Sigo adelante! Ya no falta nada 🙂